MIEDO

«No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden
matar el alma. Teman más bien a aquél que puede a la
vez condenar el alma y el cuerpo a la Gehena.»

No está mal que sientas miedo, porque eres una
criatura expuesta a riesgos y amenazas.

Tus miedos son una señal de alarma que pueden
ayudarte a evitar el peligro.

Los hombres nos gloriamos de haber superado
nuestros miedos a Dios y ala naturaleza; ¡lástima
que ahora nos temamos  a nosotros mismos!

El temerario suprime el miedo y se arroja inútilmen-
te al peligro. El cobarde le teme a todo, se paraliza y
no se atreve a correr ningún  riesgo. El hombre sano
se vale de sus miedos para obrar prudentemente.

No te tortures aumentando tus miedos con tu fantasía.

Nos sentimos muy lejos del hombre primitivo, que le
tenía miedo al rayo y a sus dioses. Pero vivimos
amenazados hablando de «terrorismo»y»guerras nucleares».

Los que despiertan el miedo para educar y gobernar,
no educan ni gobiernan; someten.

Nuestro miedo ha llegado a tal extremo que muchas
veces renunciamos a ser como quisiéramos, para que
nos permitan durar.

 

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