Es posible que en el jardín de tu casa
esté una araña hilando su tela.
Levanta en brazos tu hijo y explícale que
esa tela araña sedosa y brillante, segregada
por el cuerpo del animalito, resiste más ten-
siones que el acero.
Si el niño aprende a admirara la araña, en vez
de temerla o sentir repugnancia por ella, habrá
aprendido una delas más grandes lecciones de
la naturaleza: que la vida es sagrada en todas
sus formas.
-Donald Culross