Aprender a vivir» Con tus sentimientos)

A veces sentimos la soledad del corazón.
Y a veces también, la soledad de la mente.
Contra la primera podrás hacer poco, pero
contra la segunda puedes hacer mucho.

Llorar, es a veces bueno, y a veces malo.
Lo mismo reír, lo mismo hablar, lo mismo
callar, lo mismo trabajar, lo mismo descansar.
Todo depende del motivo.

Sé «amigo» de tus sentimientos negativos; por
ejemplo, de la tristeza, depresión, desestima, mal-
humor.
Aunque conseguirlo te sea costoso, es la mejor
manera de poderlos dominar algún día.

Cuando te sientas agitado e inquieto, párate
un momento.
No puedes continuar así.
Una breve reflexión  sobre tu estado, puede
evitarte seguir gastando tus energías inútilmente.

Si los ojos envidiosos de los otros se fijan en ti,
no les des el consuelo de que sepan que te molesta
su mirada.

Las personas inhibidas  suelen hablar en voz más
baja de lo habitual.
Si tú tienes que vencer alguna inhibición, alza un
poco más el volumen de tu voz.
Sin gritar tampoco, ni emplear un tono artificial
o agresivo.

El inhibido  teme expresarse.
No se atreve a manifestar ni sus sentimientos
buenos, ni sus sentimientos malos.
Lo primero, por no exponerse  a ser tachado de
ingenuo; lo segundo, para no ser rechazado.

Desde afuera -trátese de cosas o de personas-,
nada ni nadie puede dañarte sin tu «permiso».
Aunque parezca raro, eres tú mismo quien
«decides» qué cosas o personas pueden herir tus
sentimientos.

Inconscientemente, aprendemos nuestra reacciones
afectivas fundamentales desde muy pequeños.
Y las aprendemos a ciegas sin enterarnos del porqué
y del cómo.
En este sentido, las debemos a nuestros padres, en la
mayor parte de los casos, no a nuestra propia decisión
personal.

Miguel Bertrán Quera S:I