«Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin
fatigarse ni tejer» Mateo 6, 28
Si el silenciosos lenguaje de las flores no te dicen nada,
temo que no sepas escuchar el mensaje más hondo de
las personas.
La flor que regalas puede expresar lo que tú sientes, y
también puedes delegarla para que diga lo que no
sientes.
En la corona de una novia o al pie de una sepultura,
las flores hablan de tu vida.
Aprende a envejecer como las flores, que renuncian a
la belleza de sus pétalos para dar paso a la vida nueva
en la semilla.
La belleza de una flor es tanto más llamativa si se
destaca entre la maleza o en el fango. Así sucede con
el hombre justo, en medio de los malhechores.
Sé como la flor, que ofrece su belleza y su aroma a
todos sin imponerse a nadie.
Pensar y vivir en libertad