No te extrañe sentir tu corazón.
No te extrañe que te afecten sensiblemente las
pérdidas, los fracasos. las desilusiones.
El corazón no se puede ahogar.
No te escaparás del dolor.
Acéptalo cuando venga, pero no saborees la
tristeza.
El destino de todo corazón:
Ser pájaro de barro, volar y subir, sin poder
dejar de sentir la atracción humana de la tierra.
El tono de tu voz lo dice todo.
Mucho más que las palabras o los gestos.
Es entonces el sentimiento quien habla.
Hay óscares para todos.
Pero debería ponerse una más:
Un óscar para el que tuviese un corazón de
oro.
Demasiadas veces necesitamos palabras para
expresar nuestros pensamientos.
¿Por qué no escuchar primero el silencio de
nuestro corazón?
Es un gran maestro quien nos enseña que
nuestros sentimientos -agradables o desagra-
dables- son nuestros amigos.
Y como a tales los hemos de recibir y tratar.
Se ha dicho que el hombre es una gota de
cerebro en un océano de sentimientos.
Pero no solemos tenerlo en cuenta, sino todo
lo contrario.
Vivimos como si tuviésemos solo una gota de
sentimientos, y un océano de pensamientos.
El sentimiento de vacío, de no sentir ilusión
por algo, cariño por alguien, es muy duro.
Es un sentimiento que ahoga y asfixia el co-
razón.
Y el corazón está hecho para sentirse lleno.
todos somos niños cuando trasparentamos
nuestros sentimientos.
El mismo al llorar que al reír, lo mismo al
amar que al odiar.
Y seguimos siendo niños toda la vida, lo cual
no es cosa mala.
CONTINUARÁ