A veces callamos una y otra vez ante algo
que no nos gusta y que sabemos que es nues-
tro deber corregir.
Callamos por timidez, por miedo, por temor
a peores consecuencias.
Pero un día u otro, sufrimos el resultado de
nuestra inhibición.
Tener miedo, ni es bueno ni es malo.
A veces será bueno tenerlo, a veces válidos o
reales para lo uno o para lo otro.
Si piensas que tienes miedo o que no eres capaz
de algo, reaccionarás en la práctica como si ésta
fuera de tu realidad.
así que te conviene controlar la «llave» de tus senti-
mientos, que son tus pensamientos.
No siempre los sentimientos son efecto de situacio-
nes anteriores a ellos.
A veces, los sentimientos inician los acontecimientos
y son los verdaderos motores que nos llevan a lo que
después acontece.
No es egocentrismo ni cultivo de tu vanidad, saborear
algún momento de éxito.
Aunque siempre es mayor que esta satisfacción sea
fruto de un esfuerzo y trabajo personal.
Y que éste sea principalmente la causa de tu éxito.
A Dios gracias, pocas cosas desagradable duran
toda la vida sin cambiar.
También a lo desagradable le gusta mudar de casa.
Podrás se amigo de tu sentimientos desagradables,
si los tratas con cuidado y los soportas con paciencia.
Sin dolerte de que sean tus huéspedes cuando se visten.
Un niño se enfada y se retuerce histéricamente se le
rompe un juguete o se le niega un capricho.
Y no le damos importancia porque es sólo un niño.
Pero si es una persona mayor…
Con nuestros sentimientos, solemos manipular a los
demás.
.Por ejemplo, cuando decimos:
-«Pórtate de otra manera, y no tendré que enfadarme.»
Antes de poder gobernar nuestra vida, es preciso, libe-
rarnos de muchos enemigos anteriores.
Por ejemplo, del miedo, dela depresión, del pesimismo,
de los complejos de inferioridad y rigen despótica mente
nuestra conducta.