No basta ofrecer tu amor a alguien.
A veces no es fácil, ni es posible, pagar
con la misma moneda.
Por eso el amor no encuentra siempre su
casa.
Hay quien desesperado de encontrar a quien
amar, se ha encerrado dentro de sí y ha he-
cho de su vida una celda solitaria, sin luz y sin
calor. Ha renunciado a vivir y sólo espera que
alguien le » cierre» los ojos.
Aveces decimos que buscamos a quien amar,
y en realidad lo que buscamos es encontrar a
alguien que nos ame.
y porque conjugamos el verbo amar sólo en
pasiva, nunca conocemos el amor.
Compartir la vida con otro corazón, es mejor
que sentir sólo en cada instante el latido de
nuestro propio corazón.
Los niños no saben, quizás no pueden, amar
bien a los demás.
Asu edad necesitan principalmente ser ama-
dos.
Pero los niños que han crecido ya, han de
saber amar y no sólo esperar ser amados.
¿Por qué tú, con todas tus imperfecciones, no
podrías ser el objeto de mi amor?
Porque es siempre difícil amarnos tal como
somos.
No se llega a la cumbre del amor sin pasar por
peldaños dolorosos.
Y para sufrir hay pocos voluntarios.
Si has amado alguna vez a una persona, no la
olvides en tu corazón.
Lo único que tienes que cambiar es el » modo»
de quererla.
Posiblemente ahora, sin egoísmo, desde lejos
y en silencio.
Antes de retirarte a descansar, da gracias desde
tu corazón a los que te han ayudado y amado este
día.
Aunque ellos no se enteren, no importa.