CIENCIA

«¡Pobres de ustedes, doctores de la Ley, porque se
han apoderado de la llave de la ciudad! No han en-
trado ustedes y a los que quieren se lo impiden.»
Lucas 11, 52

Está bien que nos gloriemos de los avances de
nuestra ciencia, pero tal vez tengamos que llorar
la pérdida de la sabiduría.

Nuestros científicos nos explican cada día con más
precisión cómo funciona el hombre, y cada día hay
más personas desconcertadas, esperando que algún
esperando que algún sabio las comprenda.

Para ser un científico hay que estudiar y pensar; para
ser un sabio hay que vivir y amar.

Los científicos podrán ayudarnos a durar más tiempo
y a vivir  más confortablemente; sólo los sabios nos
ayudarán a descubrir el sentido de la vida.

Los hombres se sienten cada vez más solitarios, porque
sobran científicos que lo explican todo y faltan sabios
que los comprendan.

Quédate con tu seguridad ante el Dios y explicado por
la ciencia  teológica; prefiero la sabiduría de la fe que me
permite asombrarme ante un Dios inefable e incomprensible.

No me asusta el desconocimiento científico del sabio, porque
su sabiduría le hace conocer sus límites; pero me aterra la
ciencia de los que carecen de sabiduría, porque su estupidez
los hace creerse omnipotentes.

Con la ciencia naturales dominamos la naturaleza.
Con la ciencia del hombre  dominamos al hombre.
Con la ciencia teológicas dominamos a dios. ¡Ilusos!
La  naturaleza se nos escapa de las manos, el hombre
nos resulta incomprensible y Dios es nuestro gran
desconocido.

El edificio monumental de nuestra ciencia, sin fundamentos
en la sabiduría,  es la torre de babel que
se derrumbará  sobre la humanidad endiosada.

Los sabios de mañana se asombrarán ante la insensatez de
nuestras pretensiones científicas.

Pensar  y vivir en libertad.

Aprende a vivir

APRENDE A VIVIR CON TU CONCIENCIA

Entre tantas cosas necesarias para saber vivir ,
sobresalen dos:
El sentido común y la serenidad.
Lo primero para gobernar la vida; lo segundo,
para no perder la.

Buenos y malos, son términos oscuros.
Tal vez porque no todos juzgamos con la misma
regla.
Tal vez porque casi todo juzgamos a los demás
con una regla estrecha, y a nosotros mismos con
otra más ancha.

Disciplina tu conciencia.
Con flexibilidad y trato benévolo, más que con
asperezas y exigencias rudas.
Con la comprensión de lo que es la vida, más que
con la imposición de lo que debería ser y nunca
conseguimos.

La auto crítica  en sí es buena.
Pero no mucho -tal vez a ti- no les ayuda y deben
dejarla de lado.
Sobre todo si notas que te persigue  obsesiva mente
y no deja que veas el lado bueno que hay en ti en todo
lo que haces.

Callas, aguantas y lo excusas todo.
Pero hay cosas que no se pueden ni se debe
tolerar.
No beneficias a nadie, y te dañas a ti mismo.

La ansiedad de algunos procede de la tensión
interior que experimentan dentro de su con-
ciencia.
Entre lo que «sienten» que son y hacen, y lo
que «piensan» que deberían  ser y hacer.
Conviene controlar sin rumbo ni norte, además
de vagar estéril, fomentará la duda, la confusión
y la incertidumbre, todas ellas generadoras de una
angustia infructuosa.

Tan malo es no acusarte cuando eres culpable,
como acusarte cuando no lo eres.
Los malos no suelen acusarse cuando deben; los
buenos suelen acusarse cuando no deben.

Los hay esclavos del perfeccionismo.
Si piensas de ti mismo que necesitas ser perfecto
, lo más probable es que veas siempre inperfec-
ciones en todos, incluido tú mismo.