Pensar y vivir en libertad

AMOR
«Este es mi mandamiento: ámense  uno a otros,
como yo los he amado» Juan 15, 12

Si no te amas a ti mismo perdiste la regla de oro
para saber  cómo amar a tu prójimo.

Cuando mueras alguien te llorará porque te amó.
¿Quién te llorará porque tú lo amaste?

Sabes más del fuego si una vez te quemaste, que
por todas las veces que te lo explicaron.
Nada sabes del amor por más que te lo expliquen,
mientras no hayas amado.

Tu egoísmo devora lo que el otro tiene; tu amor
ofrece lo que al otro le falta.

El surco cubre y abraza la semilla sin ahogarla y la
deja en libertad de hacerse espiga. Así lo hace el
amor con el que ama.

Si no te aman no puedes crecer. Si no amas no dejas
crecer.

Muchas de tus tristezas inexplicables tienen una sola
explicación: no amaste como los otros necesitaban o
no te amaron como esperabas.

Llenarás el tiempo de tu vida con el amor que tienes
o tratando de cubrir el vacío que deja el amor que te
falta.

Si nadie te hubiera amado te hubieras muerto. Si no
amas a nadie ya estás muerto.

¿Pensaste alguna vez que Dios no es Dios si no es Amor?

El amor nunca muere. Las caricaturas  del amor duran
mucho.

¿Te preguntaste alguna vez por qué los hombres se rebelan
cuando piensan que Dios no los ama?

Necesitas tanto coraje para amar como para dejarte amar.

Somos tan felices cuando amamos y cuando nos aman  y
y nos amamos tan poco. ¡Que incomprensible es el hombre!

Nunca es tan perjudicial el egoísmo, como cuando se disfraza
de amor.

Nada compromete tanto como el amor y nadie es tan libre
como el que ama.

El calor del sol abre las flores. La calidez del amor abre
los corazones.

Si me dijeras que no amas a nadie, más que condenarte
por tu pecado me dolería por tu desgracia.

René Juan Trossero:

«Otra vez»

Otra vez a la lucha…
a la eterna batalla
otra vez como siempre
mi alma te busca y tu callas.
Otra vez y otra, solo el silencio
mi rima sin destino.
Mi alma solitaria, mis deseos,
mis suspiros, mis sonrisas y lágrimas.
Sin encontrar abrigo, secas mustias vanas.
Pueriles intentos de que me recuerdes,
muchacha.

Rey

Toma una actitud LIBERTADORA

Muchas veces el ego nos aprisiona en creen-
cias y valores del pasado que ya no son ver-
daderos para nosotros. Tomamos una actitud
libertadora cuando inspiramos  profundamente
la luz de nuestra Alma y permitimos que esa
misma luz revele el potencial  de renovación
que llevamos internamente y disuelva creencias
aprisionantes. Vivir enteramente el momento
pesente es la actitud más liberadora que existe.

Sugerencias prácticas para una actitud Libertadora
. Comienza a hacer hoy lo que dijiste que ibas a
hacer ayer.

. Suelta el último hilito de desconfianza que te
impide relajarte completamente.

. Libera las arrugas de tu frente preocupándote
menos y ocupándote más con las dádivas que
el momento presente nos trae.

. Observa el vuelo de un pájaro . Vuela con él.

RAÍZ SALVAJE

Me a quedado clavada en los ojos
la visión de ese carro de trigo.
Que cruzó rechinante y pesado
sembrando de espiga el recto camino.
¿No pretendas ahora que ría!
¿Tú no sabes en que hondos recuerdos estoy abstraída!
Desde el fondo del alma me sube
un sabor de pitanga a los labios.
Tiene aún mi epidermis morena.
No sé que fragancia de trigo emparvado
¿Hay, quisiera llevarte conmigo
a dormir una noche en el campo
y en tus brazos pasar hasta el día
bajo el techo alocado de un árbol!
Soy la misma muchacha salvaje
Que hace años trajiste a tu lado.

JUANA DE IBARBOUROU