AUTORIDAD

«Cuando Jesús acabó de hablar, la multitud estaba
admirada se su doctrina, porque él les enseñaba
como quien tiene autoridad y no como sus escribas».

Los títulos y los cargos pueden reconocer la autori-
dad que tienes, pero no te dan la que no tienes.

Si quieres saber cuánta autoridad tienes, no te
preguntes a cuántos sometiste, sino a cuántos  ayu-
daste a crecer.

El miedo que los otros te tienen no te mide tu autori-
dad, sino tu poder autoritario.

Mientras creas que la fuerza de tu autoridad está en
tu poder y no en tu amor,  te desautorizas a ti mismo
como persona.

El león no tiene autoridad en la selva, aunque tenga
más fuerza para imponerse.

El  servilismo  de tus súbditos muestra su cobardía
y tu autoritarismo; su libertad evidencia su valentía
y tu autoridad.

Cuando necesitas apelar a la fuerza y al poder para
ser autoritario, es porque como persona ya no tienes
más autoridad.

Si pretendes apoyar en Dios una autoridad que
aplasta al hombre, no creo en tu Dios.

Si tienes alguna autoridad la ejercerás sin proponér-
telo; si no la tienes no lo alcanzarás obteniendo
títulos o cargos, sino cambiando tu vida.

 

Tomar una actitud REVERENTE

La actitud reverente se traduce en sentimientos
tiernos y en la disposición de profundizar las
relaciones con las personas y con todo lo seres
 de la  Naturaleza. Una fuerte tempestad, la delica-
deza de una  flor, así como el misterioso proceso
 de crecimiento de un bebé en el útero materno
inspiran la reverencia por la vida. Nuestra  Alma
 muchas veces nos coloca en situaciones  en las
cuales debemos ejercitar una devoción reverente
y hacernos conscientes de la vasta interconexión 
que existe entre todos los seres. Es fácil ser reve-
rente  cuando nos maravillamos ente los muchos
 milagros de la vida  y descubrimos la presencia
de lo sagrado en la acciones más rutinarias.

Sugerencias prácticas para una actitud Reverente

Ve a un templo, o a algún  lugar que consideres
sagrado, y siente reverente mente la presencia del
silencio.

Llama por teléfono  a tus padres ( o piensa en ellos)
 y diles cuánto los amas.

Haz algo por los más ancianos y los corta edad. Actúa,
siente y piensa en alguna cosa que puede traerle alegría
a ellos.

¿Cuáles fueron los instructores  más importantes en tu
vida hasta este momento? Dale un tiempo para recordad
y agradecerles por la instrucción recibida.

Qué has hecho últimamente que haya agregado valor a tu
vida y, consecuentemente, al ambiente en que vives.

Aprender a vivir con tus sentimientos.

No dejes que tu corazón se perturbe a cada
instante, o por cualquiera.
Frente a gente provocadora e inquieta, pon
entre ellos y tú mismo, una pantalla protectora.
LO importante es salvar tu paz y serenidad.

No siempre la tristeza tiene una causa espli-
cable con razones.
A veces puede ser si lo aplicaras siempre y sólo
contigo mismo.

Ser tierno, sensible y sentir compasión, no es
debilidad.
Lo  podría  ser si lo aplicaras siempre y sólo
contigo mismo.

Es de noche, y de noche se siente más la soledad.
El pensamiento está más libre y busca la compañía
del corazón.
Pero no siempre «está» el corazón donde debería estar.

No nos  gusta el silencio cuando nos deja solo y triste.
Pero hay también un silencio que acompaña.
Cuando el corazón está lleno de recuerdos que le hacen
palpitar y revivir.

No dejes mudo tu corazón.
Si sientes afecto, agrado, por otra persona, díselo  o déja-
selo ver.
Si no lo sientes, no finjas ni distorsiones tu corazón.

Los corazones tiene puertas y ventanas.
Puerta para abrirse o cerrarse a otro corazones
Ventanas abiertas o cerradas, para dejar entrar la luz, el
sol y el aire de fuera, o para impedir su entrada.
Tu corazón. ¿ cómo funciona?

Biografía del solitario:
Alegrarse, llorar, pensar, amar, odiar, en su propio silencio.
En un silencio que nadie oye.

Algunos dicen que los sentimientos son involuntarios,
espontáneos, que no pueden preverse ni controlarse.
Pero la experiencia enseña que los sentimientos no son
tan ciegos, ni obran como máquinas automáticas.

Es necesaria tu tranquilidad interior.
Pero si no la tienes, por lo menos intenta actuar con tran-
quilidad  exterior.
Probablemente, tu exterior ayudará a tu interior.

No deberíamos molestarnos por los sentimientos desafavo-
rables que otra personas sienten hacia nosotros.
Tienen este derecho, aunque no nos guste, o nos parezca
injusto.