En la armonización del cuerpo denso la clave es la respiración
profunda y ritmada con los latidos del corazón. Al seguir el
ritmo de sus palpitaciones, se indentifica el hombre con el
ritmo vital de la Naturaleza que actúa en su ciclo biológico,
y esta paridad con el ritmo mismo del Universo lo armoniza
con la Fuerza que lo mueve y sostiene su propia esencia.
Cuando se está concentrado, la respiración por sí sola se
hace lenta y profunda. El proceso es tambíen reversible: la
respiración rítmica y profunda relaja el cuerpo y apacigua
la mente cesando por sí mismas sus modificación, lo que
conduce al estado de concentración. Con la magia del aliento
puede el hombre mantener un estado de tranquila serenidad
y control de sí mismo, si además armoniza su mente con la
polarización positiva de sus pensamientos.
Tomado de los maestros.
Bajo la orientación de los guias